JOYERÍA ARMADA SENA CENTRO DE FORMACIÓN MINERO AMBIENTAL
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Historia
La historia de las joyas es extensa, con diferentes usos según la cultura a la que pertenecen. Algunas han perdurado miles de años y han proporcionado conocimientos sobre como trabajaban antiguas culturas.
La primera referencia bíblica a una piedra preciosa se encuentra en Génesis 2:11, 12, donde se dice que Havilá es una tierra de buen oro, “bedelio y la piedra de ónice”.
Prehistoria
Los primeros indicios provienen de África. Un caso son las cuentas perforadas de concha de caracol marino que datan de 75.000 años encontradas en las cuevas de Blombos. En Kenia, en Enkapune YaMuto, fueron halladas cuentas hechas de cáscara de huevo de avestruz de una antigüedad de más de 40.000 años. Fuera de África, los hombres de Cromagnons tenían collares y brazaletes de hueso y dientes, piedras que colgaban de trozos de cuerda o de tendones de animales, así como piezas de hueso tallado para abrochar la ropa. En algunos casos, las piezas eran incluso de nácar. En el sur de Rusia han sido hallados brazaletes tallados hechos de colmillo de mamut. La Venus de Hohle Fels presenta una perforación en la parte superior, que muestra la evidencia de ser usado como colgante.
Hace 7,000 años, aparecieron las primeras joyas en cobre.


Egipto
Los primeros signos de manufactura de joyería fue en el antiguo Egipto hace 3,000-5,000 años. Los egipcios preferían la escasez y manejabilidad del oro sobre otros metales. En el periodo predinastico las joyas comenzaron a simbolizar estatus y poder religioso en la comunidad. No sólo eran llevadas por las clases ricas en vida, sino también en la muerte, formando parte del denominado ajuar funerario.
En conjunción con el oro, los egipcios usaban en sus joyas tanto vidrios coloreados como piedras preciosas. Este uso indistinto provenía de la importancia que le daban a los colores, ya que para ellos éstos tenían significado. El verde, por ejemplo, representaba la fertilidad. Estas piezas eran fabricadas en su mayoría en grandes talleres. Aunque el lapislàzuli y la plata tuvieron que ser importados de más allá de sus fronteras, muchos otros materiales podían ser encontrados dentro o cerca de Egipto.
Los diseños egipcios fueron muy usados en la joyería fenicia. Además, antiguos diseños turcos encontrados en joyas persas sugiere que el comercio entre Oriente Medio y Europa no era inusual. Las mujeres llevaban elaboradas piezas en oro y plata que usaban en ceremonias.
Europa y Oriente Medio

Dos collares y unas pulseras de oro en la collares y unas pulseras de oro en el vitrina de una joyería en Ankara, Turquía, país euroasiático con una milenaria tradición en la joyería
Mesopotamia
Hace aproximadamente 4.000 años, la elaboración de joyas se convirtió en un oficio importante en ciudades como Sumeria y Acad. Las evidencias arqueológicas más significativas provienen del descubrimiento de las Tumbas Reales de Ur, que datan del 2900-2300 a.c.; también en otras tumbas como las de Puabi que contenían multitud de objetos en oro, plata y piedras semipreciosas, como coronas de lapislázuli embellecidas con pequeñas figuras de oro, gargantillas y adornos para el cabello. En Asiria, tanto hombres como mujeres portaban grandes cantidades de joyas, incluidos Amuletos, brazaletes para el tobillo, pesados collares y sellos.
Las joyas mesopotámicas solían estar manufacturadas a partir de metal en láminas finas sobre las que se colocaban un gran número de piedras coloreadas brillantes (principalmente ágatas, lapislázuli, cornalina y jaspe). Las formas favoritas utilizadas eran hojas, espirales, conos y racimos de uvas. Los joyeros crearon joyas no sólo para uso humano, sino también para adornar estatuas e ídolos. Se empleó una amplia variedad de técnicas sofisticadas tales como el esmaltado closonne, grabado, granulación, y la filigrana.
Extensos y amplios registros relacionados con el comercio y la fabricación de joyas fueron descubiertos en diferentes yacimientos arqueológicos.
Grecia
Los griegos comenzaron a usar oro y gemas en joyería en el 1600 a. C., aunque en tiempos más remotos produjeron abalorios con formas de conchas y animales. En el 300 a. C., se especializaron en hacer joyas coloreadas usando amatistas, perlas y esmeralda. Es en Grecia donde aparecieron los primeros camafeos a partir del sardónice indio, una variedad de ónice con bandas marrones, rosa y crema. La joyería griega era a menudo más simple que la de otras culturas, tanto en su diseño como en su manufactura. Sin embargo, con el paso del tiempo, estos diseños crecieron en complejidad y se fueron empleando otros materiales.
Los griegos apenas usaban joyas y cuando lo hacían era para apariciones públicas o en ocasiones especiales. Se solían dar como regalo y eran llevadas predominantemente por mujeres para mostrar su riqueza, estatus y belleza. Algunas joyas se suponía que daban al portador protección contra el “mal de ojo o los dotaba de poderes sobrenaturales, mientras que otras tenían un simbolismo religioso. Las piezas más antiguas encontradas estaban dedicadas a los dioses. La mayor producción de joyas en esos tiempos provenía del norte de Grecia y Macedonia. Sin embargo, aunque mucha de la joyería en Grecia se fabricaba en oro y plata con marfil y gemas, llegaron a hacer copias en bronce y arcilla.


Pendiente de oro de Micenas, siglo XVI a. C.
Colgante con mujer desnuda, hecho de electro , Rodas, alrededor 630- 620 d. C.
ROMA
Antiguamente la joyería era abundantemente diversa, especialmente entre las tribus bárbaras como los celtas. Cuando los Romanos conquistaron la mayoría de Europa, la joyería cambió desarrollándose sólo los diseños romanos. Una pieza muy común dentro de la joyería romana fue el broche, que se utilizó para asegurar la colocación de la ropa. En cuanto a materiales, utilizaron un amplio rango, ya que disponían de abundantes recursos dentro de todo el continente. Les gustaba el oro, aunque también usaron bronce o hueso, y en épocas anteriores, cuentas de cristal y perlas. Durante su imperio importaron zafiros de Sri Lanka y diamantes indios, usaron esmeraldas y también ámbar. En la Inglaterra dominada por los romanos, se trabajó con madera fosilizada azabache que se obtenía del norte del país y que era a menudo esculpida para formar parte de piezas de joyería. En la parte italiana, trabajaban el oro en estado natural y creaban cierres, collares, pendientes y brazaletes. También fabricaron colgantes que podían ser rellenados con perfume.

Intaglio en amastista del emperador romano Caracalla c. 212 d. C.; posteriormente adaptado añadiendo una inscripción y una cruz representando a San Pedro.